5 poemas de ‘Arquitectura del espanto’ de Domingo de Ramos

‘Arquitectura del espanto’ fue publicado en 1988 en Lima por Asaltoalcielo Editores.

El poemario se divide en tres secciones: SOLEDAD LÓPEZ,  ARQUITECTURA DEL ESPANTO Y N.N. Aquí les compartimos 5 poemas:

Tiempo sin rostro

La recuerdo
la avanzada edad sobre su piel mojada
sus cabellos de metal podrido bajo la tierra
y sus grandes ojos de abismo.
La recuerdo
rompiendo incesantemente su imagen
como las rocas que sucumben contra las rocas
el vuelo de su falda trayendo el hedor del barrio
arrastrando algo de mí
un aliento retenido
un frío nocturno después de la muerte.
La he visto
con la pesadez de los años que muy pocos cargan en la nuca
ida / descifrada
a veces como catarata en medio de las calles
inmensamente bella
friccionando sus caderas contra los árboles
como un tornado de madera
que silenciosamente avanza
retrocede salta cae
en luz rodando por las escaleras de un mar encrespado
derrumbándose en mi pecho
y la retuve
inmóvil sitiada por mil preguntas sobre su vida y le dije
tierra pálida
turbulento tiempo que sepulta lentamente la esperanza
donde no hay existencia
polvo muerto sin gemido
que remueva las aguas y haga girar los años

kloaka
Domingo junto al Movimiento Kloaka

Caída de una adolescente

A Jhonny Peñarola,
muerto en San Juan de Miraflores en el paro
del 19 de julio de 1977

Aquella mañana depositamos nuestros pocos huesos sobre la mesa
cubriéndola con un mantel bordado con nuestros nombres
estaban tan secos como tallos de maíz después de la cosecha
astillados, como el cristal roto por el frío
No había nada
nada salvo las vasijas lavadas con sangre y humedad
que se filtraba en la piel jironeada
inerte en el polvo

¿He muerto igual que tú?
¿He debido sobrevivir a tu muerte?
Te siento demasiado alto

El hombre, el que yace aquí entre nosotros
con su rostro de tierra y sus costillas de barro
apareó con la muerte
aquí, con el corazón destrozado
caído en la mañana
con sus pulmones aplastados por el viento
no habla / no grita
encogido / frío
arrastrando un río a la deriva
(voces en la radio extrañas y lejanas
la vida partiendo
volviendo como sombras de eclipse)
Nuestra piel rodando / nuestros cuerpos rodando
el mundo rodando
el fuego muerto apretujando tu pecho
los colores inmóviles / tus ojos quietos
tu cuerpo suspendido en la lluvia
Mírame
no duermas mira el centelleo del sol batiéndose con la noche
los perros se nos acercan
huye dentro de mí
No odies a tu prójimo
ódiate a ti mismo
no odies a tu cuerpo que te abandona en la orilla
no albergues la maldición que entre dientes
pronunciaste
estate puro / en paz
La mañana
el viento pesado
tu desaparición ante mis ojos
te vi caer como un río sobre la ribera rota
Mi alma ha muerto
y mi cuerpo le sobrevive
el tiempo se agita para tragarme
hay tanta gente arremolinada
enjambrados / mirando cómo la peste se cuaja en las esquinas y
los muchachos del barrio que maldicen apedrean
con sus rugidos desechos en el pavimento
corren como turba de fuego
en círculo / sin fronteras
no hay muros / sangrantes
no vacío / hay gravedad / hay planicie
donde brotan imágenes muertas
o tiernos dientes bajo los pies
Oh muerte por el fuego
(el humo azulísimo que oculta como persianas perezosas
la ventana cuando desnudas tu rosado cuerpo)
Vamos, levántate tomemos esta calle siempre al sur siempre
mientras la policía orienta sus sabuesos a otra calle
te invitaré un café para el frío.
Si quieres un paseo a las doce en la avenida Pachacútec
o a esta casa donde los muertos resplandecen como un cielo

Y aquella mañana depositamos nuestros pocos huesos
sin una sola luz que limpie las alcantarillas

✶✶✶✶✶

Banda nocturna

A los guerreros del 80

Bajo la noche transparente
arden las veredas
parpadean los faros sobre los sucios
blue jean de los jóvenes que se extravían entre esquinas
y parques claroscuros y negras casacas
entre brumas fosforescentes y blanquísimos cráneos
dientes rubios y dedos rubios escarchados por la yerba
Sus miradas brillan como hebillas de plata
llenan de tambores las plazas bañadas en aceite
y policías de felpa.
Por la noche salgo. En el día huelo a gases lacrimógenos,
la multitud me absorbe en sus paltas
pero me detengo en las claridades del mundo para respirar
sin un cigarrillo en los labios / el frío me congela los miembros
y no hay sitios donde descansar para ver
las rojas hormigas cargando huesos
migajas de pan / todo está cercado por fieras exhaustas
solitarias bancas / roto por el silencio y ese cascarón
azul que me separa de ti oh raquítica tierra
mi cuerpo es solo
fugaz y opaca estela de locura
En el orden natural
eterno polvo sin entierro
Y esas flores y esos muchachos seducidos por el polvo
por el orden ¡Oh los apestados de este siglo!
América es un Ácido, allí hay miles de angustiados
La ley es cruel me dicen los que no sobrevivieron a esta
guerra inconclusa donde mi banda de leñadores se dedicó
a demoler las gordas columnas de la Justicia, donde quedaron
solo tus enormes muslos / oh Cecilia / tus nalgas / tu rostro de penca
y un boquete en el corazón luego de enfrentar a la policía
con un ejército de metales retorcidos
que fueron nuestros huesos después del incendio
sobre una autopista irreal donde aún palpitaban y se desangraban
los tibios corazones de los caballos que cayeron antes que nosotros
a pesar de su inocencia / de sus fuertes músculos
de su destreza para eludir las dificultades
que ahora soportamos cuando las tinieblas reinan
y el pánico de las bestias que rastrillan / se aproximan
calle por calle / zona por zona cubiertas con los adolescentes
cuerpos de mi pandilla que ha saboreado la catástrofe
antes que el sol borre los resquicios y los escombros
a que fuimos sometidos.
¡Oh el deslumbramiento del horror! Mejor será largarnos
de esta ciudad a la que nunca pertenecimos
y ya no tengo banderas ni multitudes
Estoy perdido
entre los edificios
entre las calles
y bocacalles
entre los cerros y basurales
deambulando con tu imagen impregnada en mi mente
(y tú Sarita eres como un rockanrol en mi pecho)
¿Qué puedo hacer? llevo un amor a secas
que no me calma en el largo viaje por las suaves arenas
donde te conocí oh dulce Cecilia como la chicha que cantabas
para mí en aquellos tiempos en que asaltábamos
golpeábamos destruíamos y culeábamos en cualquier
estera bajo la tibia luna y el sereno mar que se enroscaba
en tu blusa de nube / todo termina y lo han sabido
nuestros enemigos / nos jodieron quitándonos la noche
Y solo me voy quedando / aturdiéndome ante el desayuno
y el responso que estoy escribiendo con dificultad
por el parpadeo de la vela
Estoy condenado a muerte / han arrojado mi sombra al mar
Estoy divinamente desolado / mi alma se queja como un torrente
y me dice expirando ¡¡¡¡MÄTATE!!!!

y mudas piedras rodaron

Sobre las calles como una escuadra preparándome una celada
a plena luz del día con guardias de tránsito y helicópteros
de papel. Me detienen / me botan / me organizo y vago en
plazas y barrios demoliendo las gordas columnas de la justicia
mientras mi banda se aleja
en tierra

en humo

en polvo

en sombra

en nada…

arquitecturadelespanto
Portada del poemario.

«N. N.»

Hoy viernes he salido de casa
Compré lo necesario / alquilé un traje / para estar
lejos del individuo de los días anteriores
Cómo explicarte
Si José fue a llevarte flores
al hospital donde reposas
con tu cabeza cana
que ya no acaricio o que me acariciabas
siendo yo un pequeño animal entre tus brazos
Hoy viernes los periódicos anuncian catástrofes
pero la mía es aun el doble
doble como una moneda
que tiene el mismo peso
las caras distintas
el mismo valor vacío
que nunca sentí
Estoy seguro que en el hospital
no me anuncian nada nuevo
ni nada viejo
nada de lo que hoy
padezco ni siquiera grabado en el electrocardiograma
que tranquilamente puede ser una hermosa carta
que nunca escribiste
ni la radiografía puede
captar lo hueco que es esta angustia
de la espera
Como los posibles litros de dextrosa
que purificarán
tu cuerpo y vuelva tu voz como dos arroyos que se juntan
desde la cocina hasta la calle donde yo jugaba un partido de fulbito.

Hoy viernes pude irme tranquilamente a visitarte
y seguramente no te hallaré no encontraré
rastro alguno que me conduzca a tu lecho
como cuando de pequeño corría a tu cuarto
espantado por el terror que me causaban tus cuentos de la medianoche
Ya no te hallaré con tus manos blancas
tratando de dibujar algún pájaro
que imitabas en tu canto
como los cantos en quechua que acompañabas con tu
mágica guitarra / violín o arpa que desconocía
mis oídos y mi lengua
Madre
Hoy viernes espero verte como en mi eterno sueño
te veo a través de la ventana
venir apacible alta y moza como el canto de las aves
en medio de la aurora
que se destiñe detrás de la puerta

✶✶✶✶✶

Como un mar encallado en el desierto

Todo está rodeado
Ves hijo naciste cuando el sol era más pequeño
que tu cuerpo
Cuando veías que la tarde se iba
y tu madre llegaba como una ronca respiración
para darte la leche de etiqueta roja
que lactabas como si fueran los pechos de tu madre
Ah hijo viniste justo cuando las esteras ardían
de calor y las banderas aún flameaban dándote la bienvenida
Ahora tienes 15 años
y no has estudiado
pero es como si lo
hubieras hecho
levantando construcciones
cazando pájaros
corriendo por las playas como una quilla con las olas
pescando en la madrugada
trayendo flores en invierno
vendiendo cometa en agosto
Ahora hijo todo está rodeado
rodeado de alambres con piltrafas de aves

que como un oleaje te arrebataron el aliento
en una noche tan distante de la noche en que naciste
mientras yo estaba arrastrando la carretilla azul
recuerdas?
como el Titanic
que viste en la televisión
que se hundía y tú te ahogabas de sopor con la fiebre
de la arena sobre tus desnudos pies.
Ahora todo está rodeado. Menos donde descansas. Tus huellas
se han perdido. En la falda del cerro unas lagartijas juegan
haciendo hoyos y bajo la solitaria cruz
hay una voz de conchas marinas que silban
entre las rocas. Más abajo mucho más abajo la casa
que a la distancia verás
como un mar encallado en el desierto

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domingo-foto

Domingo de Ramos

(Ica, 1960)
Ha publicado Pastor de perros (1993), Luna serrada (1995), Ósmosis (1996), Las cenizas de Altamira (1999), Erótika de klase (2004), Dorada Apocalypsis (2009), Demolido fuego (2010) y Cartas desde la azotea (2011). Ha ganado el Premio Copé de Plata en Poesía gracias a ‘Ósmosis’ y el Premio de Poesía Erótica ‘Carlos Oquendo de Amat’ gracias a ‘Erótika de klase’.

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