5 poemas de ‘Finibus Terrae’ de Jorge Nájar

‘Finibus Terrae’ fue publicado en 1984 siendo ganador del Copé de Oro de dicho año.

Aquí les traemos 5 poemas de dicho poemario.

Acta de fundación

Tal rabo de salamandra desgajado del cuerpo
y en nombre de todos / del apasionado furor
de la banda de borrachos mitómanos drogadictos
que invadieron Lutecia alumbrando bombardas
en el corazón de la pobre gente

a la gloria de los fantasmas
que pueblan mi endiablado paraíso
temblando / a la deriva
cola que el saurio abandonó en su fuga

en homenaje a quienes alegres y vigorosos
danzaron armaron reventándose el cerebro
inyectándose litros / barriles de vida
para volar sobre los techos de la ciudad
quemándolo todo / huyendo de lo perfecto
– vistoso plumífero que gorjea y gorjea
Erguido en la ventana del castillo-

yo
mi cuerpo y su vacío
mi ángel de vida deslumbrante y su engaño
que con paciencia examinó el asiento
las entrañas de la urbe donde florece en silencio
el amor / el odio
y donde ya nadie baila ni cumbia ni ukelele
para no molestar para dejarlos en paz
me dejo llevar por el gordo río hacia no sé dónde
cansado de armar el circo cada mañana
para agradar y divertir a estos gentiles
tan nobles tan difíciles tan serios
y
habiendo considerado todo
la belleza / el fondo
las elegantes ancas / las elegantes crines
de mis niñas / de mis dueñas
pardas negras amarillas
los caballitos de papel que arrojan al aire
cuando paso volando por encima de este río
-Saint Michel-
la conciencia invadida de anfetaminas
mi pobre corazón endurecido por el desdén
declara estar aquí
en sus luces pero arrinconado y tembleque
en una esquina de la calle de l’Ancienne Comedie
frente a la estatua de Danton que ordena
cordura y prudencia en sus golpes
a los girondinos / a los tombos
a los ignorantes / al cultísimo pueblo
que pesa y mide diferencias entre quimeras
del amor / de la renta
mientras se abre el banquete y sin fastos
te levanto mi niña rodando en el aire
en el pasto del mediodía
libérame sin embargo de tantas visiones
y vence mi angustiada cabeza con el sueño
antes que me embarque y deje a los señores
confirmar lo hecho por este soldado
capitán de la corona / domador de quimeras
que con no humilde coturno canta esta romanza
como canta el perico en su ramita de guayaba

sacado del original
por el suscrito
París 18 de brumario

✸✸✸✸✸

Atracadero de Saint Denis

Ruboroso y sonriente no sé qué hacer
en este mundo el atracadero de Saint Denis
con estos ojos / con estas manos
cuando una tropilla de yeguas relucientes
me piden placer y yo acepto me lleven
mansito y apiolado a sus lares a sus lares

avanzo con música tropical en los pies
bailando incendiando armando mi juego
cadena de días deslumbrantes
circuito incesante del placer

avanzo
no odio a nadie / estoy viendo ilusiones
mi infancia en un bosque de cedros altísimos
la casa paterna en una ciudad que olvido
una mujer sabia desapareciendo en la polvareda
mi madre / mi hermana
en el fondo de un aire transparente y lejano
cuando otro era el jugador el muchacho espigado
que silbaba “Ramona, Ramona” en el puerto
y no esté el taimado
que abre el juego desplazando caballo blanco
y alucina cuando ve una bandada de pájaros del Perú
mamando las tetas de una vaca normanda
mientras el reverbero de una mortecina candela
alumbra las aguas detenidas del hotel donde amo

heno dulce de mansa potranca
líneas de otros cuerpos rostros diversos del amor
todo cambia en este cruce y es la muerte
en algún rincón de nuestras vidas
porque todo se empoza bajo los puentes de Lutecia
y nada reverdece y donde nada reverdece
otra es mi enceguecedora verdad la pulpa
mi ruborosa y sonriente incapacidad
de ser puro y transparente

Señor / Señor
amo tanto el perfume de este movimiento
los vestigios de una belleza que no me pertenece

desplazo caballo negro hacia el lado frontal
mis alfiles furiosos retroceden y enroco
sin ningún resultado cambio reina por reina
el golpe rítmico de las vanguardias ya no resuena
ya no repica el toque imprevisto de los peones
sobre la planicie no hay nadie
me hundo en el lodo de un universo vacío
caigo enredado en mi propia jugada
arremeto piso la raya me desmorono
mi pobre corazón no puede más

Señor / Señor
de este edificio sólo queda
la fachada y la nave frontal
el resto ha sido demolido
poco antes que Voltaire dijera
“Si nada está bien, todo es soportable.”

✸✸✸✸✸

Pont au Change

Qué hago aquí desnudo temblando
de frío / de calor
frente a las murallas de Lutecia
después de haber cruzado tantas llanuras
a pie a mano / riendo llorando

qué hago aquí con una ganas locas
de escribir una postal a mis amigos
y decirles: el sol del mediodía
resplandece sobre el Sena
mientas un paraíso de alcohol
invade mi visión penetra en mi vida

Y el Pont au Change se desmorona
y caigo / y caigo
en brazos de la locura de la gendarmería
que exige el oro y el moro
el sudor y el semen
y yo sonrío y fumo sin nada
salvo el fondo de una visión
en la que vuelo con las patas ardiendo
de tanto caminar con la boca abierta
observando el avance de las aguas
que devoran mi paraíso corroen
mi conciencia nuestros ritmos latinos
cuyos resplandores no dejan dormir
a los tunantes a los prósperos
tristes que ni las bestias soportan
y tú / y yo
estamos aquí a punto de creer
que en estos pantanos alguna vez
alumbrara faro más luminoso
que la candela natural el fuego
que nos protege y nos pone radiantes
frente a este pálido fulgor

Oh Dios
no quiero cambiar mi luz en falsía
ni permanecer encendiendo faroles
en el invierno / en el verano
no quiero contar garbanzos toda la vida
sueño con un gorro multicolor
con el aire una colina en mis cabellos
un castillo embarcarme para no volver
a tropezar con bacía de barbero
suponiendo yelmo de Mambre
otra vida y no la pestilencia
que dejan las carrozas mientras resuena
el galope de los bárbaros que bajan
por la colina de Sainte Genevieve

y me voy con ellos alucinado
mezclándolo todo el infierno
el cielo la tierra sin un sol
en los bolsillos la vida en blanco
mis pobres alas desplumadas quemadas
después de haber cruzado tantas llanuras
a pie a mano / riendo llorando
qué hago aquí desnudo temblando

✸✸✸✸✸

Por las autopistas

No es mi culpa si deliro mientras todos pasan
por las autopistas y me quedo gritando en las cunetas
no me dejen morir no me dejen aquí
rodeado de ruinas atrapado por errores
-pero nadie me escucha-
no es mi culpa si con mis viejos bultos
espero que alguien me levante y me lleve
mientras los pájaros pasan por dirección Sur
sobrevolando / ensuciando
mi cabeza
llanura donde el pasto de la duda enseñorea
trompeta que resuena en el desierto
y tiembla ante su soledad

¿qué cando añadir a este candor?

años de años repitiendo trucos malabares
cincelando palabras que la prisa extravió
en un mismo charco de petróleo quemado
y ahí vi a unos gitanos que venían del Perú
a quienes detuve diciendo quiero ir a casa
llévenme / no me dejen aquí
a lo que respondieron gritando
inmensos calzones / provinciano
¿quieres volver a tu casa?
tu casa está allí donde te lavas los dientes
allí donde fríes un par de huevos al amanecer
y si crees que la has perdido
te has perdido tú mismo pájaro multicolor
medio blanco / medio negro
tan vulnerable y flexible como tallo de amapola

“¡ya basta, basta, infelices, desertores!”
así dije tal gallo cascado y envejecido

pero no me dejn morir en este delirio
que el día venga y pueda irme
aunque nunca sepa hacia dónde soplan los vientos
que el día venga y pueda descifrar
de dónde parten y a dónde llegan los jinetes
más audaces / más intrépidos

¿qué paja agregar a este pajar?

la belleza y la verdad están en su sitio
el boleto de regreso en manos fugitivas
los girasoles en su inmutable orden
el escape al lado de la escalera de incendios
y eso es todo
verano que me apasionas dame tiempo
sólo para contemplar mis pasos de cangrejo
y cargar con los viejos fardos hombres mujeres
que llevo conmigo de un circo a otro
veterano / novato
con cicatrices en todos los rincones del alma
expulsado / subrogado
de un hotel a otro de una vida a otra

¿qué blancura añadir a esta blancura?

el sol que me ciega lo mezcla todo
me arrebata me otorga lo que hice
lo que haré arte grueso rugido de viola
que me hace vibrar ágiles patas de venado
que dijo: “este corral es muy hermoso y me jode
mejor es que me vaya hacia algo más rústico”
atravesando praderas sin ninguna hazaña
hacia la torre más alta al otro lado
porque quiero y no quiero dejarlo todo
no tener nada / comenzar de cero

¿me contradigo?

pues bien me contradigo y no me importa
pero qué puedo hacer si siempre me preguntan
tus pies / tus manos
¿se han fortalecido? ¿se han hecho más ágiles?
¿qué puedo hacer si incluso mis As de Bastos
mi mujer / mi vida
sin cesar pregunta todo está en su sitio?
¿acaso todo ha vuelto al viejo orden?
el sol que resplandece contiene multitudes
el polvo de la mariposa la llave del día
están en los senderos del bosque
sobre los puentes que van de un mar al otro
sobre las calles donde todo brilla
y este incendio se apaga

✸✸✸✸✸

Uno que tanto

Más allá del plumaje en los temblores
los de adentroy también en los pavoneos
uno que tanto sangró uno que tanto
vio arena del desierto royéndola
el tren del verano dislocando la soledad
esta infancia lavándole las manos

uno que tanto la amó
ahora ya no más o tal vez ya nunca
en ese plumaje y andares
de ave augustacomplacida
en finos y honorables gestos

así yo ya no
así yo ya no más

habría que esperar sin embargo
volver a encontrarla más tarde desnuda y pelada
amando a sudorestemblando en las entrañas
y ya otra o quien sabe la misma
pero ya otraen la privacía total
sin plumas ni pavoneos
y ya sólo entonces volver a sangrar
esta vez sí para siempre

*Los 4 primeros poemas que aparecen aquí forman parte de la plaqueta «Temblando en las arenas de Lutecia» que fue publicada en Madrid entre 1980 y 1981. Dicha plaqueta dió origen a lo que posteriormente sería Finibus Terrae.

[Un gran agradecimiento al estimado Jorge Nájar por los detalles del libro que aquí aparecen y su permiso para la difusión.]

::

najar-foto

Jorge Nájar

(Pucallpa, 1946)
Ha publicado también Malas Maneras (1973), Patio de Peregrinos (1976), Lienzo Escrito (1992), Mascarón de Proa (1999), entre otras obras. Ha ganado el Premio Copé de Oro en 1984 y el Premio Juan Rulfo de Poesía en el 2001.

Deja un comentario